El Plan de Recuperación, una visión de futuro para la política industrial
La crisis social, económica y sanitaria que hemos vivido, y en la que, aunque con claras perspectivas de salida, aún estamos inmersos, ha golpeado a la industria española y a la mayoría de los sectores económicos de nuestro país. Esta crisis vino a superponerse a las tensiones comerciales –fundamentalmente, pero no solo, entre Estados Unidos y China— y la dilución del multilateralismo y la gobernanza global. Y se ve agravada por la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia que, además de dramáticas consecuencias para la vida y bienes de los ucranianos, tiene un extraordinario impacto directo sobre Europa, la Unión Europea y España. Y que lejos de contenerse puede, incluso, agravarse.
En esta situación, la Comisión Europea planteó, en marzo de 2020, la estrategia industrial “Un nuevo modelo de Industria para Europa” y, en mayo de 2021, su “Actualización del nuevo modelo de industria 2020: Construyendo un Mercado Único más sólido para la recuperación de Europa”, que incorpora las lecciones de la crisis, destacando la importancia de la industria para fortalecer la capacidad de resiliencia económica y acelerar la doble transición manteniendo y creando empleos.
La pandemia ha puesto de manifiesto las fortalezas, y evidenciado las deficiencias, de nuestra economía y nuestro sistema productivo. También ha mostrado los problemas de la dependencia externa en materiales básicos y acentuado la imperiosa necesidad de reforzar la base industrial europea y española.
La pandemia ha puesto de manifiesto las fortalezas, y evidenciado las diferencias, de nuestra economía y nuestro sistema productivo.
La Unión Europea, y España, han de desarrollar normativas conducentes a dotar de mayor resiliencia y robustez a la industria europea. Y desarrollar instrumentos para canalizar las inversiones que estimulen la competitividad de la industria, modernicen su tejido productivo, refuercen su capacidad de generar empleo de calidad, fomenten su eficiencia energética, impulsen su capacidad de innovación y apuesten por la transición hacia una economía circular que favorezca el cambio de hábitos y un comportamiento consciente de los consumidores.
Porque la industria española se enfrenta a nuevos retos y potenciales dificultades, como los problemas en las cadenas de suministro. Nos enfrentamos a la coyuntura inflacionista y las fuertes subidas de precios industriales y de productos finales que está ocasionando. Y las actuales tensiones geopolíticas en el este de Europa están sumando complejidad al contexto en el que se desenvuelve la industria y la economía en general y apelan a la máxima prudencia por parte de todos.
Ante esto, la entidad industrial europea y española se han situado en primera línea de prioridad y son un vector clave del plan europeo de recuperación económica, Next Generation EU, que facilita inversiones masivas para reforzar y acortar las cadenas de valor industriales y para reubicar de forma inteligente y estratégica la producción en Europa y en España, así como para aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el próximo impulso de nuevos sectores industriales. Ello deberá acompañarse de las necesarias cualificaciones y capacidades en los recursos humanos para abordar tales cambios.
Este instrumento deberá ayudarnos a enfrentar el escenario actual, que suma a la guerra comercial (de la última administración Trump) una pandemia global (que además de millones de fallecidos ha supuesto la hibernación de nuestras economías y profundos cambios sociales y geoestratégicos) y, por último, hasta la fecha, una guerra con una potencia nuclear (y principal suministrador de los recursos energéticos y buena parte de algunas materias primas), que ha invadido un país soberano que era fuente de productos básicos y materias primas importantes para Europa.
Una Europa que, embarcada en un plan de recuperación, ha tomado importantísimas medidas económicas (junto con otros países de la comunidad internacional) en forma de sanciones y vetos sobre la Federación de Rusia, que agravarán las perspectivas económicas globales (fueran estas las que fueran).
Los PERTE son uno de los elementos clave y más innovadores para materializar el apoyo a la industria y a la transformación de nuestro tejido productivo.
Apoyo y programas de impulso
En este marco coyuntural, y para contribuir a los objetivos expuestos, en particular, el fortalecimiento y mejora de la competitividad de la industria y la modernización de nuestro tejido empresarial, la Secretaría General de Industria y de la PYME (SGIPYME) ha impulsado un instrumento de apoyo y acompañamiento: los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación de la Economía (PERTE) como esquema de colaboración público-privada para la transformación de nuestro modelo productivo.
Los PERTE son uno de los elementos clave y más innovadores para materializar el apoyo a la industria y a la transformación de nuestro tejido productivo. Se trata de un esquema basado en el concepto de los grandes proyectos de interés europeo (IPCEI) —que tanto éxito está teniendo a nivel de la UE en campos como las baterías, el hidrógeno o la microelectrónica— y que permite canalizar ayudas públicas para el desarrollo de un ámbito determinado, al que los interesados deben concurrir en forma de agrupación. El proceso se inicia con la determinación de los diferentes eslabones de las cadenas de valor que dan lugar al cumplimiento del objetivo determinado. Tras ello, y como se puede comprobar, por ejemplo, en las bases del PERTE VEC, se agrupan estos eslabones, atendiendo a su naturaleza, en bloques interconectados a los que deben concurrir las empresas de la agrupación.
Esta nueva concepción de ayudas públicas, que exige la cooperación efectiva entre empresas y el resto de los agentes en una cadena de valor de un sector determinado, es una palanca inmejorable para unir proyectos y consolidar a empresas de muy diferente tamaño, que tienen que trabajar juntas, aportando su experiencia y dimensión, en la definición y consecución de un objetivo como un todo conjunto y único: el proyecto tractor global.
La financiación de estos proyectos debe favorecer un elemento que cada vez tiene más relevancia: la autonomía estratégica abierta a nivel nacional y europeo.
La financiación de estos proyectos debe favorecer un elemento que cada vez tiene más relevancia: la autonomía estratégica abierta a nivel nacional y europeo. Potenciar la soberanía industrial en el mercado interior, que es nuestra joya de la corona, para la seguridad, prosperidad y bienestar de nuestros ciudadanos.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia actúa, pues, con una óptica coyuntural para afrontar las consecuencias de la pandemia, con la óptica de aprovechar los fondos Next Generation EU para afianzar cadenas de valor industrial en España con plena conexión europea y, cada vez con más relevancia, actúa robusteciendo nuestras capacidades industriales ante amenazas futuras. Y esperamos que deje un legado aún poco visible: el viraje definitivo de la política industrial española hacia proyectos estratégicos de masa crítica y alto impacto tecnológico y territorial.