La Reputación Internacional
El “buen nombre” de los países está asociado indefectiblemente con la seriedad en que ellos han convivido en la Comunidad Internacional, particularmente con la coherencia que han mostrado en el cumplimiento de los acuerdos que han suscrito y en su comportamiento como países fiables a la hora de establecer políticas públicas, tanto internas como externas.
En especial si estas políticas expresan consecuencia con los valores internacionalmente aceptados como aquellos que dicen relación con la libertad, el estado de derecho, la buena gobernanza y el respeto por los derechos que la humanidad ha aceptado como vigentes.
La reputación que gozan las naciones tiene una inevitable relación en el quehacer de las mismas, pero a veces ocurre, que aun habiendo hecho los deberes, la opinión pública se deja llevar por sensibilidades o escenarios que distorsionan el buen nombre de un país.
En el mundo de las comunicaciones que hoy cuenta con nuevos enlaces y participantes en la intrincada maraña de las redes sociales, han surgido expertos comunicacionales que son insustituibles elementos de trabajo para “poner las cosas en su lugar”.
Y para ello es ciertamente necesario que los responsables de la llamada Diplomacia Pública tomen conciencia de este nuevo aliado como asesor articulado en la construcción del “buen nombre” que se quiere preservar, ya que las distorsiones y las innumerables trampas que acechan a este valor están a la vuelta de la esquina.
A veces ocurre que la opinión pública se deja llevar por sensibilidades o escenarios que distorsionan el buen nombre de un país
Sin entrar al fondo del tema, ha llamado la atención la correcta posición que ha asumido el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores de Chile don Heraldo Muñoz al expresar la necesidad de contar con una asesoría comunicacional para enfrentar una situación derivada de una presentación hecha por Bolivia en relación a sus pretensiones ante el Tribunal de Justicia de La Haya.
Y es que en estos tiempos no basta con contar con mejor argumentación jurídica y en los hechos, para dar por finiquitada una situación, sino que es muy importante convencer a la opinión pública nacional e internacional, de los méritos de las razones que se esgrimen haciendo permeables los argumentos con la óptica que a veces las personas aplican para recibir correctamente los mensajes y las ideas que se quieren hacer llegar.
A propósito de ello, debo expresar el interés por los conceptos y valor añadido que ha insertado la aparición del libro Reputación y Liderazgo que nos ofrece LLORENTE & CUENCA y que sin duda ha despertado la atención de quienes hemos tenido la oportunidad de apreciar su contenido.
Como lo señala José Antonio Zarzalejos en el Prólogo de la mencionada obra “nada se asemeja más a la labor de conformar una reputación que, justamente, la de golpear con argumentos, acciones, decisiones y comportamientos una realidad-entidad (sea de la naturaleza que fuere) hasta conseguir dar forma a una personalidad reputada y ser así percibida por sus grupos de interés y, en última instancia, por la opinión pública”.
De ahí que hoy no basta con tener la razón, hay que mostrarla y demostrarla para así preservar, entre otras cosas, el buen nombre que se pretende salvaguardar.
En el contexto internacional hay ciertos códigos o protocolos que ineludiblemente deben ser “aggiornados” para una Diplomacia del Siglo XXI.
Y entre estos, no cabe duda, que la comunicación ocupa un puesto de la mayor relevancia.
De allí que en estas reflexiones coloquemos en un lugar que antes no ocupaba un elemento central de la nueva Diplomacia Pública, cual es la Asesoría Comunicacional que dibuja con rasgos profesionales lo que un país desea ser dibujado.
Las marcas “España” o “Chile”, o el que usted quiera poner en su mente, tendrán una ubicación y una posición en el mundo internacional, cuando los países sean capaces de mostrar y demostrar sus principios y valores, así como la coherencia y consecuencia que han tenido en el tiempo para ganar dicha posición.
La Asesoría Comunicacional es un elemento central de la nueva Diplomacia Pública
Como lo señalara en un artículo reciente “El Buen Nombre”, El Mercurio 14 de Mayo 2014, “Construir una buena reputación como país ha sido una lucha transversal, en donde la transparencia y la coherencia han sido socios esenciales para edificar el Chile del que nos sentimos orgullosos, y en especial, por la proyección internacional, que nos ha dado fiabilidad en el mundo exterior”.