América Latina, España y Europa
“España es una nación americana”, dijo el entonces Príncipe de Asturias, hoy Felipe VI, en un discurso en la universidad de Harvard. La realidad americana no puede comprenderse sin la presencia española, y la identidad española no se puede entender sin su bagaje iberoamericano. Esa relación históricamente estratégica constituye un activo extraordinariamente importante para España y para todos los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
Es verdad que las relaciones comerciales de España y Latinoamérica son menos importantes de lo que comúnmente se cree, y, desde luego, menos de lo que deberían ser. En el periodo 1995-2013, las importaciones representaron entre el 3,5 % y 7,8 % del total de las importaciones españolas, según los años. Las exportaciones, por su parte, se movieron en este periodo entre el 4 % y el 6,4 %. En claro contraste, las inversiones españolas en Latinoamérica son extraordinariamente importantes y suponen casi un 30 % de nuestras inversiones en el exterior, siendo España el segundo inversor en la región, sólo por detrás de los EE. UU.
Sin embargo, España no puede limitar sus relaciones con Iberoamérica al ámbito regional. Hoy más que nunca, España debe ofrecer su ventaja comparativa y valor añadido como miembro de la Unión Europea y reforzar su condición de socio fiable del conjunto de las naciones latinoamericanas.
Por otra parte, un actor de primer orden en la escena internacional como es la Unión Europea no puede volver la espalda a una región de la importancia económica y política como es la Comunidad Iberoamericana. Esta región constituye uno de los grandes actores de la escena internacional, tanto por su peso en el PIB mundial, su población, su participación en el comercio mundial o su peso en importantes organismos multilaterales.
España debe ofrecer su ventaja comparativa y valor añadido como miembro de la Unión Europea y reforzar su condición de socio fiable del conjunto de las naciones latinoamericanas
Durante largo tiempo, las relaciones entre la UE y América Latina no habían ocupado el puesto que realmente les corresponde. En realidad, la atención en América Latina y el inicio de un proceso de aproximación creciente, están íntimamente ligados a la incorporación de España –y también de Portugal– al proceso de integración europeo. El doble carácter de España, de país europeo e iberoamericano, ha servido para facilitar el entendimiento entre Europa y América Latina, y ha sido, sin duda, un factor determinante en el acercamiento de las dos regiones. El impulso de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina ha sido siempre, desde el momento mismo de nuestra incorporación al proceso de integración europeo, un objetivo esencial de nuestra política exterior.
Este proceso de acercamiento se acelera en los últimos años, registrándose importantes avances. Sin ánimo de ser exhaustivo, se pueden dar algunos datos que dan fe de este proceso: la firma del Acuerdo Comercial Multipartes con Perú y Colombia, la firma del Acuerdo de Asociación con Centroamérica, el proceso que debe conducir a la actualización del Acuerdo Global con México y del Acuerdo de Asociación con Chile, por citar algunos de los procesos que este gobierno ha contribuido a impulsar. Antes de que concluya 2015, los ciudadanos colombianos y peruanos que se desplacen a Europa podrán hacerlo sin visado, gracias a la iniciativa que presentó en su momento el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Este acercamiento ha tenido un claro reflejo en el avance de las relaciones comerciales. De esta forma, la Unión Europea ya es el segundo socio comercial ((Fuente: SEAE y Comisión Europea)) de América Latina y el Caribe. Durante la última década, el comercio birregional de bienes aumentó más del doble llegando a 202 000 millones de euros. Entre 2004 y 2014, las importaciones de bienes procedentes de América Latina ha crecido un 64,3 % y las exportaciones hacia América Latina un 124 %. Asimismo, las inversiones de la UE en América Latina han crecido de manera importante en los últimos años y representaban, en 2014, el 43 % de la inversión extranjera directa en los países Celac.
El impulso de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina ha sido siempre, desde el momento mismo de nuestra incorporación al proceso de integración europeo, un objetivo esencial de nuestra política exterior
Indudablemente, los trabajos que se están llevando a cabo en el marco institucional no son ajenos a este proceso y tienen una incidencia positiva en el desarrollo económico de la región. Al abrir el mercado de la Unión Europea a las exportaciones latinoamericanas, y promover las inversiones mediante el establecimiento de un marco de seguridad jurídica, la Unión Europea está contribuyendo de manera importante al proceso de diversificación y a la transformación económica que vive hoy América Latina.
En definitiva, creo que debemos estar satisfechos porque se han producido importantes avances en las relaciones birregionales en los últimos años, lo que nos permite encarar con optimismo y confianza un futuro que reclama unas relaciones privilegiadas entre América y Europa.
