Al rescate de la clase media empobrecida
La crisis económica, de la que, por fortuna, estamos ya saliendo, ha transformado profundamente la sociedad española. Entre 2007 y 2014, la tasa de paro ha pasado del 8% al 23,6%: en la actualidad hay 5,4 millones de parados, de los cuales cerca del 62% son de larga duración (llevan más de un año buscando empleo). Actualmente, hay más de 700.000 hogares sin ingreso alguno. La recesión ha producido, además, un empobrecimiento muy extendido que la recuperación tardará en erradicar, si es que llega a hacerlo. Igualmente, la desigualdad social y la pobreza se han disparado. El 20% más rico en España gana más de siete veces lo que gana el 20% más pobre, una de las diferencias más altas en Europa. Y en torno a un 20% de la población se encuentra en riesgo de pobreza.
La clase media votará menos a los grandes partidos aunque no es apática con la política
En este contexto de desempleo, desigualdad y empobrecimiento, la clase media se ha desplomado. Si en 2007, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 63% de los españoles se consideraba clase media, en 2013 lo hacía el 48%. Mikroscopia, una macro encuesta de MyWord a una muestra representativa de casi 8.400 personas, pone de manifiesto una caída de la clase media aún mayor. Si, en términos generales, el 54% de los ciudadanos declara haber caído de clase social como consecuencia de la crisis, un 28,9% habría descendido de la clase media-media a la clase media-baja. Un tercio de los ciudadanos, por tanto, formaría parte de la nueva clase media empobrecida. Se trata de un dato subjetivo, pues mide la percepción de descenso en el ascensor social –no la caída real–, aunque no por ello menos relevante.
La clase media empobrecida ha transformado sus hábitos de vida, consumo y compra y es lo suficientemente numerosa como para que los partidos, las empresas o los bancos se puedan ver amenazados. En este sentido, aunque el desencanto con los dos grandes partidos que han protagonizado la vida política española presenta un carácter transversal, los datos del ObSERvatorio de MyWord para la Cadena SER ponen de manifiesto que la caída del bipartidismo, medida en intención de voto, es once puntos porcentuales mayor entre la clase media empobrecida que entre aquellos que no han variado de clase social. Este declive en el apoyo al bipartidismo no responde, sin embargo, a una mayor apatía política. Más de izquierdas que de derechas, entre 45 y 54 años, son personas informadas y con más interés por la política que el conjunto de la población.
En España hay un rechazo sobrevenido a la economía capitalista, por detrás de México y Argentina
Los hábitos de consumo y compra también se han transformado más entre las personas de la clase media venida a menos que entre aquellos que han permanecido inmunes a la recesión. Son más los que elaboran en sus hogares productos que antes compraban (9,1 puntos porcentuales más que el resto de la clase media), así como son más quienes recurren a medidas propias de ‘economía de guerra’, como mezclar el jabón de lavavajillas con agua (8,4 puntos más), quienes han cambiado el supermercado habitual por otro más económico (12,2 puntos porcentuales más), quienes compran marcas más baratas (23,3 puntos más) y quienes buscan ofertas (3,7 puntos más), comparan precios (3,8 puntos más) y realizan la compra con una lista para asegurar que se llevan sólo lo necesario (4,3 puntos más). No sólo han menguado sus bolsillos: también han mutado de mentalidad, volviéndose más austeros por pura convicción y más críticos con la sociedad de consumo.
Igualmente, entre la clase media empobrecida hay más ‘consumidores rebeldes’ que entre los que no se han visto afectados por la crisis (10 puntos porcentuales más, por término medio): son personas que sienten rechazo o desconfianza hacia las grandes corporaciones económicas y financieras, en un país en el que ha caído de manera estrepitosa el apoyo a la economía de mercado.
En 2007, casi siete de cada diez españoles consideraban que el capitalismo era el mejor sistema económico para nuestro país, un porcentaje superior al que se registraba en otros países de nuestro entorno, como Alemania o Francia. Siete años más tarde, el respaldo a la economía de mercado se ha desplomado en 22 puntos porcentuales. En un ranking de 44 países, España se sitúa ahora como uno de los más anticapitalistas, únicamente por detrás de México y Argentina.
Reacia a los grandes partidos políticos tradicionales, la clase media empobrecida amenaza con abandonar corporaciones legendarias; asimismo, está más dispuesta a castigar a las empresas que no muestren comportamientos ejemplares. Decía Aristóteles que ‘la comunidad política administrada por la clase media es la mejor, y que pueden gobernarse bien las ciudades en las cuales la clase media es numerosa y más fuerte, si es posible, que las otras dos clases juntas, […], pues así, sumándose a cualquiera de ellas, inclina la balanza e impide los excesos de los partidos contrarios’. Debería ser en interés de todos, partidos y corporaciones, contribuir al rescate de una clase media ahora empobrecida.
