México cada día más cerca de Europa
Las relaciones entre México y la Unión Europea han evolucionado como resultado de una interacción compleja entre las directrices que han marcado la agenda internacional. Entre éstas es necesario destacar la globalización del modelo económico y político del Atlántico Norte o la inclusión de la seguridad como política esencial después de los atentados de 2001. Aun así, tanto en las preferencias como realidades que han debido afrontar sendas regiones, subyace una pertenencia forjada en la identificación de unos mismos valores que salvaguardan una misma visión cultural y política, guiando así las relaciones de ambas partes.
El reconocimiento de México como socio estratégico ha permitido potenciar aún más el diálogo político, lo que ha significado una mayor coordinación de las posiciones de ambas partes sobre cuestiones concretas de trascendencia global
En lo concreto, aunque las relaciones entre México y la Unión Europea puedan datarse en las últimas décadas del siglo pasado, éstas no encontraron un cauce formal hasta la aprobación del primer acuerdo de cooperación. Se trata del “Acuerdo Global” de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación que entró en vigor en octubre de 2000. Sin duda, el Acuerdo ha sido un instrumento imprescindible que ha permitido un crecimiento significativo en cuanto al intercambio comercial y relaciones políticas se refiere. Es necesario destacar que éstas últimas se han desarrollado con una significativa fluidez, entre los diferentes gobiernos y parlamentos, canalizándose a través de los trabajos realizados por la Comisión Parlamentaria Mixta, que tengo el honor de presidir, pero también por las iniciativas llevadas a cabo por parte de la Asamblea Parlamentaria Eurolat, de la que también formo parte.
En 2009, tuvo lugar otra iniciativa que ha marcado las relaciones entre México y la Unión Europea, cuando nuestro Parlamento aprobó una propuesta presentada por el Grupo Popular Europeo que planteaba elevar las relaciones con México al grado de “Asociación Estratégica”, afirmando así la importancia que México como país posee para la entera Europa. Podemos afirmar que éste fue un paso clave e imprescindible para consolidar las relaciones que ya existían, ofreciendo un estatus a las relaciones con México sólo comparable a la de otros socios europeos, como pueden ser Estados Unidos, Rusia, China o Brasil. El reconocimiento de México como socio estratégico ha permitido potenciar aún más el diálogo político, lo que ha significado una mayor coordinación de las posiciones de ambas partes sobre cuestiones concretas de trascendencia global como son la seguridad, la protección del medio ambiente o los temas socioeconómicos. Por otra parte, para la Unión Europea era de vital importancia afianzar una relación privilegiada con un país como México que ocupa una posición de liderazgo en los principales foros latinoamericanos y que forma parte de las principales organizaciones mundiales.
En los 15 años transcurridos desde la aprobación del Acuerdo Global, los retos que ambas partes han debido afrontar son cuantiosos, como son la búsqueda de soluciones comunes antes la crisis económica y financiera, la elaboración de estrategias exigentes contra el cambio climático, el desarrollo de un diálogo estructurado sobre la inmigración o la colaboración para alcanzar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio. Sin embargo, hemos de plantearnos si durante este periodo México y la Unión Europea han evolucionado en una misma dirección o por el contrario han emprendido caminos diferentes ante estos y otros retos que la realidad global ha impuesto. Plantearse esta cuestión en el marco actual de las negociaciones que tienen como objetivo renovar el Acuerdo Global es esencial para que el impacto de la renovación no sea limitado. Para ello, tanto México como la Unión Europea han alcanzado un consenso que permita revisar las relaciones existentes y encontrar nuevas vías que intensifiquen los intercambios bilaterales.
La labor de la Comisión Parlamentaria Mixta siempre ha estado dirigida a exhortar políticamente el rumbo que las dos partes han privilegiado, que no es otro que el de seguir un mismo interés y un mismo camino
Desde su creación, la labor de la Comisión Parlamentaria Mixta siempre ha estado dirigida a exhortar políticamente el rumbo que las dos partes han privilegiado, que no es otro que el de seguir un mismo interés y un mismo camino. Así, es posible identificar en las diferentes Declaraciones Conjuntas adoptadas en el curso de nuestras reuniones el esfuerzo realizado tanto por la contraparte mexicana como por la europea, abordando con seriedad y ambición política todos aquellos temas que afectan a ambas regiones. Para la Comisión Parlamentaria Mixta siempre ha sido una obligación seguir de cerca el desarrollo de la vida política y del desarrollo económico tanto de México como de la Unión Europea, pero sin descuidar otros temas de capital importancia como son el cambio climático, la participación civil o la cooperación en sus diferentes vertientes, ya sea en materia de cohesión social o la relativa a la enseñanza superior.
Desde este espacio que me ha sido concedido por la revista UNO quisiera renovar mi compromiso político como presidenta a favorecer y potenciar las relaciones entre México y la Unión Europea para el bien común de ambos.