¿Qué somos en Internet? Reputación, Marca e Identidad Digital
La Revolución Digital con la que convivimos ya a diario ha llegado impulsada por el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y por la innovación de los sistemas de transmisión digitales.
Se puede afirmar, sin ningún género de duda, que está transformando el relacionamiento del hombre con su entorno natural y con otros seres humanos. Está cambiando la manera en que la gente piensa, actúa, comunica, trabaja y gana su sustento.
De hecho, ha forjado nuevas modalidades de crear conocimientos, educar a la población y transmitir información.
La revolución digital ha creado un nuevo concepto, imborrable y difícilmente controlable: la huella digital
Ha reestructurado la forma en que los países hacen negocios y rigen su economía, se gobiernan y se comprometen políticamente.
Ha proporcionado la entrega rápida de ayuda humanitaria y asistencia sanitaria y una nueva visión de protección del medio ambiente.
Y hasta ha creado nuevas formas de entretenimiento y ocio.
Pero más allá de estas transformaciones tan notables, la revolución digital ha creado un nuevo concepto, imborrable y difícilmente controlable: la huella digital / la identidad digital. En el pasado usábamos el concepto de “realidad publicada” (por los medios) para hablar de una realidad tangible y cierta. El concepto de identidad digital de ahora tiene también consecuencias muy importantes, ya que crea un nuevo espacio de “realidad tangible” y nadie escapa a la necesidad de ser transparente en sus comportamientos y de estar, por ello mismo, preparado para una continua fiscalización de los mismos a través de las herramientas disponibles en el mundo online.
En este UNO, además, se abordan otros problemas surgidos de la Revolución Digital que tienen que ver con el desequilibrio entre la mayor facilidad de acceso a la información y al conocimiento, por un lado, y la apertura de una brecha nueva de analfabetismo por la abundancia no jerarquizada de información y la falta de acceso a las nuevas tecnologías o del propio desconocimiento de uso de las mismas, por otro.
La intimidad de los ciudadanos, los derechos de propiedad intelectual, la relación entre las empresas y sus empleados, las propias identidades digitales de los individuos, o los entornos jurídicos para el uso de las nuevas tecnologías, y, a veces, para su abuso, serán también asuntos a los que este nuevo UNO presta atención. Espero que les resulte de gran interés.