Educación: la respuesta privada
CADE por la Educación 2013 tuvo como título el de este artículo. El tema de la educación es inabarcable en una conferencia. Se hace necesario acotar un campo para tratarlo con cierta profundidad. Esta conferencia escogió el papel de la iniciativa privada en la educación.
En el Perú, como en muchos países latinoamericanos, durante largas décadas se han reiterado las mismas ideas hasta constituir lo que podríamos llamar un pensamiento oficial que ha calado en mucha gente e, infortunadamente, también en algunos empresarios: confina la educación a la esfera de las responsabilidades públicas, e induce a un abandono o una abdicación de las responsabilidades privadas en aquella. Con ello también se ha construido una suerte de subsidiariedad invertida, donde los actores privados han de actuar donde el Estado no lo hace o donde así lo permite.
IPAE Acción Empresarial, una muy importante organización empresarial peruana, con más de 50 años, organiza anualmente la CADE (Conferencia Anual de Ejecutivos) y una CADE por la Educación
Todo ello no tiene ningún sustento. No lo tiene a lo largo de la historia, donde la idea de un papel primordial del Estado en la educación es un fenómeno relativamente reciente. No lo tiene en la naturaleza de las cosas, ya que la educación se funda en el derecho a escoger el tipo de educación que se desee –derecho que supone una pluralidad, pues no se escoge donde esta no existe–, y en la libertad de enseñanza –que la Constitución peruana define como el derecho de toda persona natural o jurídica a promover y conducir instituciones educativas–. Finalmente, tampoco tiene sustento en la realidad de los hechos. Veamos.
Nos encontramos frente a un tsunami en curso. Hay una migración masiva de la población desde la educación estatal hacia la privada. Para citar unas pocas cifras oficiales, a nivel nacional, el crecimiento de la población estudiantil matriculada en instituciones privadas entre los años 2000 y 2011, en los diferentes niveles, fue dramático. En la primaria, del 15.1% pasó al 26.7%. En la secundaria, del 13% pasó al 21.8%. (En Lima, en la educación básica pasó de un 15% a un 42.5%: casi se triplicó el porcentaje en apenas una década) Y en la superior, pasó del 40.1% al 60.2%, es decir, aumentó el porcentaje en un 50%.
Cifras similares se dan en muchos países de la región y del mundo. La razón siempre es la misma: el Estado es muy lento, y los niños y jóvenes no pueden esperar. Este tsunami hace recordar lo que es una revolución: un cambio de las relaciones entre lo privado y lo público, un cambio en las prioridades del sistema, un cambio en la participación y conducta de los actores, y un cambio en los paradigmas, términos y conceptos. Hay en todo caso, como apunta J.F. Vega, un nuevo espacio y una nueva legitimidad ética para la participación de la iniciativa privada en la educación, lo cual abre nuevas perspectivas, invita a nuevas prácticas, y establece nuevos ritmos y nuevos equilibrios.
Frente a ello, CADE por la Educación invitó a los empresarios a plantearse tres propósitos centrales. Primero, dejar de mirar la educación como una tarea de responsabilidad fundamentalmente a cargo del Estado y, más bien, decidirse a acometerla como una tarea primordial de la sociedad civil de la que forman parte. Segundo, no limitarse a verla solo como parte de la responsabilidad social de sus empresas –que lo es–, sino ver en ella una oportunidad para que sus empresas incursionen directamente como tales en el desarrollo de tareas educadoras. Y tercero, utilizar y aplicar su visión y actitud empresariales en su aproximación a la educación: así como en sus actividades construyen negocios dignos, la educación es también una oportunidad para desplegar una actividad empresarial y de negocio no menos digno.
Hoy la empresa está especialmente llamada a participar en la educación –que, como todos sabemos, es la clave del desarrollo– y a hacerlo de múltiples maneras
Finalmente, CADE por la Educación analizó también las brechas o descalces que existen entre la oferta educativa y las demandas del mercado laboral, que son múltiples y cambiantes. Se vio que una causa nuclear de estas brechas es la falta de información correcta, suficiente y oportuna, a disposición de todos los interesados. El desafío es cómo procurarla, difundirla y distribuirla en forma adecuada y eficaz.
La conferencia concluyó en un Llamado a la Acción, invitando a encontrar convergencias y relaciones permanentes entre los actores académicos y los agentes empresariales; impulsando la creación de un observatorio educativo que ofrezca al mercado laboral, a los jóvenes, y a la sociedad en general, información transparente y cabal; exhortando a la mejora continua de la calidad educativa; y recordando el papel innovador de los empresarios. En tal sentido, los invitó a abrir caminos, romper paradigmas y mirar al mundo conectándose con él, replicando experiencias exitosas o identificando oportunidades novedosas, creativas y accesibles con alto impacto en la sociedad. Y, finalmente, les recordó que están llamados a ser los protagonistas de la nueva educación, y los abanderados –y no simples espectadores– de la revolución educativa que resulta imprescindible para el desarrollo de las personas y los países.