"¿Nos damos cuenta?"
UNA ADVERTENCIA: EL CAMBIO CLIMÁTICO
Tanto en el libro “Otro mundo es posible” de Antoni Salamanca, como el documental ganador del Oscar de Al Gore, “Una verdad incómoda”, o el Informe Stern nos dan cuenta de que el carbono presente en la atmósfera se ha incrementado en un 30% respecto del siglo XIX. Hoy añadimos cada año 8.000 millones de toneladas adicionales de dióxido de carbono (CO2) acelerando el cambio climático al que también contribuyen el metano, el óxido nitroso y los clorofluocarbonos (CFC). La reducción de la capa de ozono a causa de los CFC y a pesar del Protocolo de Montreal de 1987 y de sus revisiones posteriores tendrá incidencia en el incremento de los cánceres de piel, las cataratas, reducirá el fitoplancton, las capturas pesqueras y las cosechas causando daños sensibles en animales y plantas. El calentamiento global, el cambio climático, es por tanto un hecho.
Percatándose de todo ello, el Secretario General de la ONU ha procurado tratar seriamente el problema a través de las distintas reuniones que todos conocemos ya con el nombre de Kioto. En la última, los 194 países reunidos en la Conferencia de Naciones Unidas del Cambio Climático en Doha han alcanzado un acuerdo de mínimos para prorrogar el segundo período de vigencia del Protocolo de Kioto (que expiraba este año) desde el 1 de enero de 2013 hasta el 31 de diciembre de 2020.
El tibio resultado ha dado mucho que hablar por suponer una clara mezcla de pequeños avances y de grandes frustraciones. Los primeros son aireados como éxitos incompletos por funcionarios de Naciones Unidas. Entre las segundas está el hecho de que EE.UU. que produce el 27% de emisiones de dióxido de carbono y firmó con Clinton el Protocolo de Kioto, nunca pudo ratificarlo. España que sí lo firmó y ratificó lo incumple. El acuerdo, conocido como Puerta Climática de Doha, supone prorrogar Kioto ocho años y es el único tratado internacional vinculante para combatir el calentamiento global. Sin embargo, EE.UU., Rusia, Bielorrusia Ucrania, Japón y Canadá, entre otros, no han accedido a este nuevo compromiso, con lo que las emisiones de CO2 de los participantes suponen ahora apenas el 15% de las emisiones globales.
Las dudas aumentan cuando descubrimos que la Unión Europea, presunto bastión de la defensa del cambio climático, tiene un Plan Nacional de Asignación (o PNA) de Derechos de Emisión de gases de efecto invernadero para cada Estado Miembro (ET-Emision Trading). Permite la compra venta de los derechos de emisión creados y asignados entre los países miembros del Anexo I (industrializados), que representan cantidades que se podrían liberar sin incurrir en un incumplimiento de las metas de reducción establecidas por el protocolo. Al contaminar menos de lo permitido, queda un margen de permisos de emisión (o derechos de emisión) que pueden ser vendidos a otros países que no lograron emitir menos de lo establecido. En otras palabras el hombre de la calle descubre con asombro, porque nadie le da explicaciones de sus presuntos beneficios, que existe un nuevo derecho: El Derecho a comprar para emitir gases de efecto invernadero.
Los 194 países reunidos en la Conferencia de Naciones Unidas del Cambio Climático en Doha han alcanzado un acuerdo de mínimos para prorrogar el segundo período de vigencia del Protocolo de Kioto… El tibio resultado ha dado mucho que hablar por suponer una clara mezcla de pequeños avances y de grandes frustraciones
Hasta aquí las generales de la ley. Se impone ahora el ocuparnos del continente americano que acumula reservas ambientales, necesita inversión productiva y se enfrenta además al espinoso problema de los cultivos ilícitos, la droga, el narcotráfico y el terrorismo.
AMÉRICA: UNA OPORTUNIDAD QUE SE DEBE APROVECHAR CON INTELIGENCIA Y RESPETO
Cuando Europa continua luchando contra la recesión, el informe de la CEPAL (2.012) estima que el crecimiento para América Latina y el Caribe se sitúa no lejos del 4%. Representa por tanto una oportunidad única para las inversiones europeas (y españolas) siempre que se actúe con decisión y respeto.
Si en algún lugar del mundo España es bastante más que una potencia media, ese es sin duda América. En consecuencia, el acercamiento a gobiernos y personas debería tener las siguientes características: buena preparación (conviene conocer la historia, la realidad, la vida y costumbres del lugar), lenguaje adecuado (hablamos demasiado directo y “golpeado”), profundo respeto al medio ambiente y humildad. Las teóricas de café se dejan en casa.
Los gobiernos de la Región precisan imperiosamente por su parte, reglas claras y perdurables en el tiempo, seguridad jurídica, escrupuloso cumplimiento de los acuerdos de garantía recíproca de inversiones y desde luego atención especial al medio ambiente. En suma las empresas de uno y otro lado del charco, en un ejercicio de responsabilidad social corporativa deben no sólo generar empleo y beneficios sino contribuir al desarrollo y respetar el medio ambiente. Su colaboración propiciando acuerdos con las etnias, poblaciones indígenas, universidades y entidades culturales locales, es muy aconsejable si se quiere triunfar.
En América, la fumigación de plantaciones de hoja de coca, además de poner en peligro medio ambiente y vidas humanas, es una solución extremadamente inadecuada… Narcotráfico y terrorismo son implacables enemigos del medio ambiente. La solución para las empresas pasa por acuerdos con las poblaciones locales
Fijémonos un momento en el problema de las drogas. Los indígenas suelen decir que la hoja de coca “la puso Dios” y la “ina” Occidente y EE.UU. Las compañías químicas en Norteamérica y Europa suministran los químicos necesarios para la fabricación de la cocaína, y los bancos, que anualmente lavan millones de dólares, continúan beneficiándose del comercio.
Por ello, no se puede achacar la culpabilidad solamente a los países productores. La responsabilidad es evidentemente compartida entre productores y consumidores como ha sido ampliamente reconocido por la Unión Europea en los documentos que ha firmado con Latinoamérica y está establecido en las conclusiones de prácticamente todas las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno. Además con las drogas de diseño cada vez se hace más difícil distinguir entre productor y consumidor. No cabe ninguna duda que narcotráfico y terrorismo marchan de la mano, viven el uno del otro, generan delincuencia que trasciende fronteras, constituyen un problema grave que afecta a toda la comunidad internacional y son implacables enemigos del medio ambiente. No se debe y el caso de la coca es ilustrativo al respecto, equiparar responsabilidades. No es lo mismo el campesino propietario sembrador o el “raspachín” que lo necesita prácticamente para comer, que el “narco” reconocido que funda carteles, trabaja con paramilitares, guerrillas y delincuentes comunes, propicia el sicariato, corrompe todos los estamentos sin excepción, desequilibra gobiernos y atenta contra la seguridad interna e internacional. El lavado de dinero que lleve aparejado complicidades bancarias es intolerable. La exportación de precursores sin control es inadmisible.
Sanho Tree, director del Instituto para el estudio de fundamentos del proyecto de políticas de la droga (Institute for Policy Studies Drug Policy Project) nos comenta que EE.UU. ha suministrado decenas de miles de galones al gobierno colombiano para uso en la fumigación aérea de los cultivos de coca. Se ha utilizado una flota de avionetas para esparcir cantidades sin precedentes de glifosato de alta potencia sobre miles de hectáreas en uno de los ecosistemas más diversos y delicados del mundo. En la Hormiga, una pequeña ciudad del Putumayo, las fumigaciones han acabado con los cultivos de subsistencia como la yuca, el maíz y el plátano, mientras que los campos de coca adyacentes no sólo han sobrevivido sino que han florecido. Incluso el árbol de caucho incluido en los programas de cultivos alternativos ha sido destruido por las fumigaciones. La coca es resistente y capaz de crecer bajo las condiciones más extremas. Bajo las actuales políticas de erradicación, los campesinos pobres sufren.
Nos espera una larga lucha para mejorar las condiciones ambientales y conseguir la desaparición del narcotráfico como enemigo del medio ambiente y del ser humano. Es imprescindible explorar las posibilidades de cultivos alternativos rentables y fomentar la ayuda al comercio y a la educación. El Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG) concedido en su momento por la UE a los países centroamericanos y andinos afectados por la droga (arancel cero para la mayor parte de sus productos de exportación) es una necesidad. Los proyectos financiados también por la UE en Colombia y Bolivia por ejemplo, que facilitan infraestructuras, dan oportunidades a otros cultivos autosuficientes, propician la erradicación manual, y energías limpias, son una línea a explorar y, si funciona, a seguir. La fumigación, además de poner en peligro medio ambiente y vidas humanas, es una solución extremadamente inadecuada.
De ahí que la UNESCO, foro de reflexión y debate e importante Organización especializada del Sistema de Naciones Unidas, consciente de que está en peligro “la existencia misma de la humanidad y el medio ambiente” aprobó en 1997 (XXIX Conferencia General), la Declaración Universal de Derechos de las Generaciones Futuras a la que desafortunadamente se ha prestado poca atención. En ella se afirma con toda claridad la necesidad de asegurar el mantenimiento y perpetuación de la humanidad, se exige no atentar de ninguna manera ni contra la naturaleza ni contra la forma de vida humana, y se pide no comprometer la vida con modificaciones de los ecosistemas, asegurar el progreso científico, preservar la diversidad biológica y luchar a favor del desarrollo sostenible, la calidad y la integridad del medio ambiente (arts. 3, 4, 5 y 6). Es sin duda una nueva generación de derechos.
Tenemos un planeta que cuidar que se ve atacado desde múltiples ángulos. No pensemos egoístamente que el peligro es real pero lejano todavía en el tiempo. Hay soluciones. Animemos a las empresas a colaborar. Tengamos cuidado. No nos vaya a pasar que, como dice George Soros al solicitar una globalización más humana, demasiado capitalismo mate al capitalismo (Crisis del capitalismo).