Educación para emprender, innovación para crecer
El título de la próxima Cumbre Iberoamericana: “Iberoamérica en el Siglo XXI: Educación, Innovación y Cultura”, es tanto como hablar de algunos de los retos y de las fortalezas de los miembros de la Comunidad en la globalización.
Los países de Latinoamérica y el Caribe han dejado atrás los años de soledad y se han insertado, en general, en la globalización de nuestro tiempo. Aquellos países que han consolidado sus democracias y han acertado en sus políticas macroeconómicas, han experimentado crecimientos económicos sostenidos, con inclusión social: las clases medias han aumentado en más de 50 millones de personas en la última década, se ha reducido la pobreza en 70 millones y el coeficiente de Gini ha mejorado; si en 1996 la media de la región era del 0,58, en 2011 se redujo hasta el 0,52. Además las multilatinas se han consolidado como actores empresariales relevantes, con operaciones en Norteamérica, Europa y Asia.
Los socios europeos de la Comunidad también han experimentado un desarrollo incuestionable, a pesar de sufrir la crisis socioeconómica más fuerte en décadas. España es el origen de grupos multinacionales de fuerte componente tecnológico, que hace veinte años apenas habían iniciado su proceso de internacionalización. Este cambio se constata en que las inversiones españolas en Latinoamérica representan el segundo mayor volumen, y el undécimo del mundo, con más de 600 mil millones de dólares, es decir el 2,7% del total, según la UNCTAD.
Ahora bien, los países de la Comunidad nos tenemos que preguntar acerca de las claves que nos permitan continuar integrándonos con éxito en la globalización. En particular ahora que las perspectivas económicas en Latinoamérica son menos halagüeñas, y que el crecimiento previsto de los socios europeos está por debajo de otros periodos expansivos. Y por ello se acierta en plantear la educación y la innovación como elementos centrales del debate de la Cumbre de Veracruz.
Los iberoamericanos debemos convertirnos en una Comunidad innovadora en tecnología, igual que somos emprendedores e innovadores en otros campos como el cultural
A pesar de los esfuerzos que se han hecho en los últimos años en educación, los resultados obtenidos por los socios iberoamericanos en el informe PISA-2012 de la OCDE son mejorables. Las universidades iberoamericanas tampoco destacan en los rankings. Por ello, además de continuar impulsando políticas que mejoren la calidad de la educación, es imprescindible que se fomente el aprendizaje de estudios técnicos y científicos. El emprendimiento ha de estar presente en todas las etapas educativas, en particular en los países europeos de la Comunidad donde el espíritu emprendedor es menor.
También se han de potenciar fórmulas que ofrezcan educación permanente a los empleados y a los emprendedores, con el fin de mejorar las capacidades innovadoras, singularmente en el campo de la tecnología. En este sentido Toffler afirmó: “Los analfabetos del s. XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”. La tecnología ofrece en este campo múltiples opciones a costes razonables.
Un emprendimiento de mayor valor añadido y un clima favorable a la I+D+i mejorará el nivel de innovación. Entre otras medidas, se ha de promover la colaboración de centros de investigación públicos y empresas, así como inversiones del sector privado en I+D. Según el Banco Mundial, los socios de la Comunidad, con menos del 1% del PIB dedicado a I+D, están lejos del nivel de gasto medio mundial, que alcanza el 2,13% del PIB. Por otro lado, la creación de una red de centros de I+D+i de los países de la Comunidad puede tener efectos multiplicadores. Los iberoamericanos debemos convertirnos en una Comunidad innovadora en tecnología, igual que somos emprendedores e innovadores en otros campos como el cultural.
La cultura en sus múltiples facetas es una fortaleza de la Comunidad, tanto por los elementos comunes, en particular las dos lenguas que unen ambas orillas del Atlántico, como por la diversidad, que enriquece el espacio cultural iberoamericano. Nuestra cultura nos dota de unos rasgos identificativos, que nos permiten afrontar con más seguridad este tiempo de cambios y de reinvenciones permanentes. Además, es oportuno resaltar que la Comunidad Iberoamericana cuenta con el patrimonio histórico-artístico más importante, extenso y diverso del mundo. La cultura aporta principios y valores a nuestra Comunidad y, junto con el patrimonio, supone también una gran oportunidad económica.
Tenemos que aprovechar las oportunidades de la sociedad y la economía digital, para promover alianzas que aseguren una Comunidad cada vez más cohesionada
La innovación es el elemento clave que garantizará un ciclo de crecimiento vigoroso y sostenible, con incrementos de la productividad y mayores cotas de inclusión social. La tecnología juega un papel relevante, por ello tenemos que aprovechar las oportunidades de la sociedad y de la economía digital, para promover alianzas que aseguren una Comunidad cada vez más cohesionada, porque juntos en la globalización podemos ser más fuertes y competir mejor. Veracruz puede ser el punto de partida que nos conduzca en esa dirección.