La producción audiovisual como factor vertebrador cultural en Latam
Si se puede atribuir un valor especialmente estratégico a las tecnologías de la información ese podría ser el de haberse constituidoen un motor de modernización global. Este valor ha incidido en que en continentes del llamado segundo o tercer mundo donde grandes comunidades de ciudadanos se encontraban alejados, apartados o privados de la información ahora tienen un acceso si no más fácil sí más accesible a ella.
Paralelamente a este desarrollo los media han sabido aprovechar las oportunidades que estas tecnologías han generado. El sector audiovisual en particular o si queremos ser más precisos los contenidos en soporte vídeo, han visto multiplicar sus canales de distribución y por lo tanto sus audiencias e ingresos potenciales.
Este punto de vista puramente industrial viene complementado por el hecho cultural de que los contenidos de vídeo que ya circulaban con naturalidad por los países de LATAM gracias al uso común de una misma lengua, circulan ahora por miles de redes que han multiplicado el impacto sociológico.
Si hasta ahora las Telenovela eran el género que por sus características había cruzado fronteras con mayor facilidad, ahora el entretenimiento y lo que es más importante los formatos informativos se han sumado al consumo de miles de latinoamericanos que gracias a canales satelitales de bajo coste acceden a ellos.
Los formatos informativos se han sumado al consumo de miles de latinoamericanos que gracias a canales satelitales de bajo coste acceden a ellos
Este fenómeno evidentemente está produciendo grandes cambios culturales en las audiencias y sociedades de estos países: hasta ahora el género de la telenovela había sido el motor de la producción audiovisual latina debido a que la apropiación sincrética de esas historias permitían a varios países latinoamericanos ver una parte importante de sus propias culturas reflejadas en los espejos generados por los textos culturales de los llamados “culebrones”.
Hoy con la información global fluyendo al segundo en las redes sociales, desde un minero chileno de la zona del “teniente” hasta un trabajador mexicano de una “maquila” cercana a la frontera con los Estados Unidos, pueden seguir acontecimientos de su propio país como lo que está pasando en Ucrania o Irak. Es decir, el impacto cultural que la globalización de la información y contenidos audiovisuales ha generado es enorme y muchos de los cambios sociales que se están produciendo en algunos de los más importantes países del Sur tienen que ver con ello.
Esto tiene no solo un efecto importante en las relaciones y actitud de los ciudadanos con sus gobernantes (la formación de la opinión pública es mucho más compleja) sino con los medios de comunicación.
El control de los medios sobre sus contenidos y la forma de programarlos de una forma unilateral y horizontal para su consumo ha explotado. Hoy el ciudadano audiovisual tiene el mando ya que dispone de muchas más opciones para elegir y puede hasta elaborarse su propia programación al margen de los horarios que los medios establecen.
Esto que supone un fenómeno democratizador de los contenidos ha hecho que los productores tengan que adaptarse cambiando desde su modelo de producción hasta la actitud que mantenían hacia los consumidores.
A cambio donde sólo había unos pocos canales donde las telenovelas reinaban como género cultural televisivo latino ahora están empezando a difundirse realities, documentales y espacios de lifestyle que están creando modelos sociales transfronterizos especialmente entre los más jóvenes.
A los cuatro tradicionales mercados “fuertes” Brasil, México, Colombia y Argentina se están sumando gracias a este nuevo desarrollo mercados más pequeños como el de Perú o Chile que a su medida ya han comenzado a producir diversos formatos “exportables”.
EL RETO US LATIN
Pero sin duda el fenómeno que está moviendo con mayor celeridad el mercado de ideas y formatos televisivos es el de la comunidad latina en los Estados Unidos con más de 50 millones de audiencia potencial y un poder adquisitivo muy por encima de la media de la población que reside por debajo de Rio Grande.
México, generador principal de migración al norte, es también el motor principal de este mercado como productor de contenidos. Televisa, Azteca y productores independientes ya trabajan con un modelo muy definido donde el objetivo del equilibrio presupuestario se centra en el mercado local mexicano y el margen potencial en los Estados Unidos.
Aquí los medios tienen un objetivo más amplio: viajan con sus compatriotas y les ayudan a conservar su identidad social y cultural.
En este aspecto, aunque la telenovela sigue siendo el principal generador de recursos y contenidos, el perfil cada vez más sofisticado de las segundas y sobre todo terceras generaciones de emigrantes mexicanos y latinos está dando lugar a que series de acción, thriller o fantasía tengan una posible distribución en ese mercado.
LAS NARCO SERIES
En los últimos años y también paralelamente al trágico desarrollo de la delincuencia generada por el tráfico y distribución de droga, ha surgido una tendencia que podríamos denominar “narco series” de origen principalmente colombiano que ha invadido los canales mejicanos y USLatin.
Tramas como la que reflejaba la historia de Pablo Escobar El Patrón del mal o Los Tres Caínes, El Mariachi o el Patrón se han convertido en éxitos de audiencia en diversos países generando una polémica inmediata sobre hasta qué punto estas series relatan una historia de una forma objetiva o si “exaltan” la imagen de los narcotraficantes muchas veces ya considerados como “héroes” por las comunidades que dependían de ellos.
Por lo tanto se podría afirmar que la generación de contenidos audiovisuales no escapa sino que incorpora y refleja la complejidad de las realidades culturales nacionales hoy.