Las tres palancas del cambio en América Latina
América Latina está inmersa en un positivo dinamismo social, económico y político, que queda patente en cada cumbre iberoamericana. Sin embargo, y a pesar de los avances de los últimos años, una amplia gama de problemas estructurales permanecen inalterables y representan, con incidencia desigual, los problemas comunes de los 41 países de la región y sus más de 570 millones de habitantes.
Es cierto que en años recientes se han producido avances significativos en la reducción de la pobreza, a la par que unos 50 millones de personas se han incorporado a las clases medias, según la CEPAL y el PNUD. Pero la bonanza económica de la última década no ha servido para mejorar significativamente la educación y modernizar la economía, sino para aliviar la insostenible situación de pobreza e injusticia social. Por ello los esfuerzos han sido insuficientes: una proporción muy elevada de latinoamericanos sigue en riesgo de ver fuertemente afectado su bienestar en caso de acontecer algún tipo de crisis (económica, desastres naturales u otras).
Siguen existiendo altos niveles de exclusión social, especialmente entre las mujeres, los pueblos indígenas, los afrodescendientes y los jóvenes
Además, si bien casi 70 millones de personas salieron de la pobreza en la última década, todavía el 12% de la población (otros 68 millones) viven en condiciones de extrema pobreza, especialmente en las áreas rurales. Y también siguen existiendo altos niveles de exclusión social, especialmente entre las mujeres, los pueblos indígenas, los afrodescendientes y los jóvenes. América Latina es la segunda región en nivel de desigualdad, después del África Subsahariana.
En este contexto socioeconómico, la educación es una herramienta fundamental para el cambio. Aunque el 93% de niños termina la educación primaria, tan sólo el 57% de los jóvenes (160 millones entre 10 y 24 años) ha logrado completar sus estudios secundarios, según la UNESCO. Por tanto, es crítico ampliar el acceso a la educación secundaria, revisando la formación de los docentes y estableciendo nuevas líneas y especialidades para adaptarse a las demandas de un mercado globalizado, y todo ello apoyándose en las nuevas tecnologías.
Por otro lado, la consolidación del progreso económico de la región pasa por construir una clase emprendedora e innovadora que juegue un papel crucial en la transformación de las sociedades a través de la creación de un crecimiento económico sostenible. En este sentido, el Banco Mundial ((“El emprendimiento en América Latina. Muchas empresas y poca innovación”. http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/document/LAC/EmprendimientoAmericaLatina_resumen.pdf)) destaca que la falta de innovación de las empresas latinoamericanas les obliga a crecer de forma más lenta, debido a que introducen nuevos productos con menor frecuencia que sus competidores en economías similares. Crear un entorno favorable al emprendimiento y la innovación requiere abordar retos como la mejora del capital humano, de nuevo a través del acceso a la educación secundaria y la calidad de la educación en escuelas de negocio (sólo 20 de las 1.730 escuelas de negocio latinoamericanas cuentan con acreditación internacional), la mejora de infraestructuras como ventaja competitiva y una mayor protección legal de la propiedad intelectual.
Educación, Innovación y Cultura son tres palancas de cambio fundamentales para el verdadero desarrollo humano de América Latina
Por último, el español es el elemento vertebrador de la diversidad étnica (650 pueblos indígenas) y cultural (600 idiomas) de la región, pero el factor cultural no debe centrarse exclusivamente en la lengua, que es tan sólo un vehículo, sino en la creación de un espacio común integrador. La cultura puede convertirse en el factor más influyente de acercamiento e integración iberoamericana, ayudando a superar la visión puramente economicista de la relación entre nuestros países, afirmando las bases de un futuro común centrado en las personas y en la solidaridad.
El aumento del uso de las TICs en la región (de 4 a 39 usuarios de internet por cada 100 habitantes desde 2000) y la construcción de una Agenda Digital Cultural para Iberoamérica puede propiciar el acceso a la cultura de las clases más desfavorecidas, así como el intercambio cultural entre la comunidad iberoamericana, consolidando el Espacio Cultural Iberoamericano en el mundo.
Por tanto, Educación, Innovación y Cultura son las tres palancas de cambio fundamentales para el verdadero desarrollo humano de América Latina. Con ellas la región fomentará las oportunidades, reducirá las desigualdades y sostendrá su desarrollo.
España y Portugal, aprovechando su doble condición de miembros de la comunidad iberoamericana y de la europea, tienen ante sí una oportunidad para actuar como anclas que ubiquen a la región en una “nueva centralidad” ((José Antonio Llorente, “América Latina, la nueva centralidad”, artículo publicado en UNO9)) y evitar que una comunidad con tantos vínculos naturales con el Atlántico siga desviando su mirada hacia el Pacífico.