Moviendo a América Latina
Este 2014 es un año de centenarios. Algunos tienen que ver con el viejo continente como el de la gran guerra. Otros están más centrados en Latinoamérica y en lo cultural, como el centenario del nacimiento de Octavio Paz, al que muchos han calificado como el padre de las letras mexicanas.
Paz dedicó mucho tiempo de su vida a entender las tradiciones y contradicciones de América Latina. Muchas empresas y organizaciones encuentran cierta dificultad en la adaptación cultural al continente de sus operaciones. Creemos que revisitar a Octavio Paz y sus ideas sobre la región puede arrojar luz y despejar las dudas de muchos que inician un viaje empresarial a través del continente. Ayuda a entender, desde la cultura y la historia común al continente, ciertos comportamientos políticos sociales y económicos. El ánimo que inspiran estas líneas es entender una realidad desde un profundo respeto al legado cultural e histórico que une al continente. Más allá de generar comportamientos antagónicos, se trata de invitar a “mover a América” con el mismo espíritu que el presidente de México, Enr ique Peña Nieto, está moviendo a México tratando de evolucionar y transformar un país a golpe de reformas. Ello desde una comprensión profunda de su realidad histórica y cultural.
De igual manera, en las siguientes líneas, abordamos el asunto del mestizaje o la fusión cultural como otra fórmula de éxito para las empresas y organizaciones. En esta ocasión, desde la perspectiva de la gastronomía, y combinando dos ejemplos como el de la cocina Nikkei en Perú o la fusión de la tradición y la modernidad que en México ha liderado el gran chef Enrique Olvera.
Comencemos por Octavio Paz. Sus reflexiones sobre América Latina se orientan en tres direcciones: tradición, modernidad, y la “excentricidad” latinoamericana. Dice Paz que “la independencia en Latinoamérica no buscó tanto la fundación de un nuevo orden social y económico –algo propio de las revoluciones modernas como la francesa o la americana– como la negación de España y el reemplazo de un régimen colonial, absolutista y católico, por uno republicano, democrático y liberal”. Califica el proceso de autoengaño por la ausencia de una burguesía y una clase intelectual que hubiera hecho una crítica del sistema. La realidad de Hispanoamérica, continúa Paz, exigía de los líderes de la independencia una dosis de creatividad política que permitiera reelaborar y recrear los ideales liberales y democráticos.
El afán de modernidad en muchas expresiones de la vida económica y social de América Latina está marcado por su pasado colonial
En lugar de ello, “prefirieron apropiarse de la filosofía política de los franceses, de los ingleses y de los norteamericanos. Era natural que los hispanoamericanos procuraran hacer suyas esas ideas y que quisieran implantarlas en nuestros países: esas ideas eran las de la modernidad naciente. Pero no bastaba con adoptarlas para ser modernos: había que adaptarlas”. Paz habla de una superposición histórica. Ello también es patente en un gran número de proyectos empresariales en el continente que más que triunfar desde el emprendimiento crítico y la creatividad, importan ideas al mejor estilo del “copycat”. Pero está en movimiento, a las tradicionales sagas empresariales del continente, les están sucediendo empresarios con una visión de transformación social, que expanden su territorio de actuación más allá de sus fronteras y que crecen la herencia que les fue dada.
El afán de modernidad en muchas expresiones de la vida económica y social de América Latina está marcado por su pasado colonial. Fruto de ello son fenómenos como el patrimonialismo, mediante el cual quienes ocupan cargos de alto nivel político dirigen al Estado y a la nación como una extensión de su patrimonio particular, esto es, como si fuesen su casa, y frecuentemente trufado por vetas de corrupción, favoritismo y arbitrariedad. Un fenómeno agravado, según Paz, por el estatismo y el populismo tan de moda en el continente. No obstante, este fenómeno está cambiando a medida que transitamos a un mundo globalizado, donde las sociedades –armadas con tecnología y social media– exigen una voz en el debate público y una condena de comportamientos que antes eran silenciados. Hoy la modernidad latinoamericana está mutando fruto del empoderamiento del ciudadano.
SABORES MEZCLADOS
Nikkei es el nombre con el que se designa a los emigrantes de origen japonés y a su descendencia, también designa la fusión de las cocinas japonesa y peruana. Como todo, empezó por necesidad. La necesidad de los migrantes japoneses en Perú de alimentarse según su tradición pero sin sus ingredientes. La necesidad hizo que fusionaran ingredientes locales, dado que entonces no había importaciones.
Así, a la Carapulca, el lomo saltado, le ponían un poco de Kyon, de sillau japonés, miso y azúcar. Todos los dueños de los muchos restaurantes japoneses que surgieron en Perú comían con sus empleados locales, dándoles a conocer el producto y las costumbres. Algunos dicen que el cebiche peruano, el plato abanderado del Perú, es residuo de sashimi con un poco de limón. En este sentido, muchas empresas globales que abordan su expansión con el continente encuentran en la fusión de culturas de gestión y de liderazgo un factor de competitividad. Ello requiere de mucha visión y comprensión de los líderes operacionales, que necesitan abrazar la cultura local sin olvidar sus raíces.
Alguna multinacional americana entendió que enviar un ejecutivo de Kansas a dirigir una planta de ensamblaje en Perú, Colombia o México era un imperativo para garantizar la pervivencia de la “fe” corporativa. Hoy, gran número de las subsidiarias americanas en el continente están lideradas por ecuatorianos, chilenos o colombianos. Muchos de ellos han traspasado fronteras desde sus países de origen. Un buen ejemplo es el de Ignacio Deschamps en BBVA o el de José Octavio Reyes en Coca-Cola.
Precisamente ese apego a las raíces es el que caracteriza a uno de los chefs más representativos de la cocina mexicana, Enrique Olvera. Dice Olvera que su amor por México le ha llevado a inspirarse en las tradiciones de su país para elaborar los platillos más tradicionales, como el mole. También ha recuperado tradiciones como la de comer con las manos. Se trata de otra fusión, la de la tradición y la modernidad que bucea en la herencia histórica y cultural de un país. Entender un continente tan rico y diverso como América Latina requiere entender sus tradiciones, tanto empresariales como culturales, y abrazarlas para transformar y crear valor.
Por eso América Latina se está moviendo y se está moviendo muy rápido como una de las regiones más pujantes del planeta, como una región que innova y encuentra en sus raíces una nueva forma de conquistar el mundo.
[testimonial author=”Juan Rivera – ” avatar=”https://www.revista-uno.com/wp-content/uploads/2013/12/juan_rivera.jpg” role=”Socio y Director General de LLORENTE & CUENCA México” link=”https://www.revista-uno.com/?p=4573″ ]En sus más de 20 años de experiencia profesional ha asesorado a más de 120 empresas en estrategias de comunicación corporativa y financiera, ya sean procesos de fusión o adquisición, salidas a bolsa o reestructuraciones societarias.
Juan comenzó su carrera profesional en IBM y ocupó diversas posiciones en una multinacional americana de la consultoría de comunicación. Antes de su incorporación a LLORENTE & CUENCA fue Director de Comunicación y Asuntos Corporativos en una entidad financiera. Es Licenciado en Comunicación y completó sus estudios con un programa en Comunicación Empresarial y otro en Administración y Dirección de Empresas por el IESE. @jriverallyc[/testimonial]