El monitoreo o el síndrome que ralentiza el desarrollo de la Inteligencia Estratégica
En España, la extensión de las prácticas formalizadas de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva, VT e IC en el ámbito empresarial, se inicia en los años noventa y se extienden en la primera década del siglo XXI impulsadas por la mayor internacionalización de las empresas y la complejidad de los retos afrontados por las instituciones. Es por eso que la conversión de la información en inteligencia se ha convertido en uno de los temas centrales hoy de la inteligencia estratégica, IE (también haremos referencia en adelante como IC o inteligencia competitiva).
El presente y futuro de la IE está ligado al modo en que sea capaz de servir a las decisiones estratégicas e integrar al decisor. En muchos casos, se constata una falta de orientación a su cliente. Ese déficit en la atención que se presta al cliente y a su implicación en el proceso de IC, limita la generación de inteligencia y el proceso deriva hacia un mero suministro de información y documentación y, a partir de ahí, a la marginalidad en la organización.
Dentro de la IC conviven dos procesos complementarios de trabajo: uno orientado a la vigilancia o monitoreo de los cambios del entorno en línea con el concepto anglosajón de “enviromental scanning” y otro dedicado a la labor de análisis e investigación de los temas a decidir. El primero pone el acento en el seguimiento rutinario de las señales que alerten sobre cambios. Su objetivo radica en la anticipación y prevención de los mismos. El segundo pone el énfasis en el análisis del contexto del tema a decidir, sus implicaciones y tendencias de evolución. No estamos ante una cuestión de terminología sino ante una naturaleza diferente en el modo de trabajo. Se identifica el problema que subyace en la decisión a tomar y el plazo necesario para incorporar la inteligencia a la decisión. Se implica al decisor en el proceso. En este sentido, la norma UNE 166.006 también diferencia ambas en su apartado 7.1.
La interpretación de una IC limitada al seguimiento de novedades es la que ha prevalecido en España en las últimas dos décadas
La interpretación de una IC limitada al seguimiento de novedades es la que ha prevalecido en España en las últimas dos décadas en el ámbito empresarial. También en América Latina. Esta interpretación no requiere la interacción con los destinatarios, la cual es decisiva para traspasar el grado de valor aportado. Sin esa interacción, la mayor parte del esfuerzo queda limitado al ámbito documental. Es decir, simplemente se mejora el awareness sobre los temas que preocupan. En España, dentro de las causas de esta tendencia está la mayor facilidad de implantación de ésta, el indudable intrusismo profesional –el análisis no solo requiere el dominio de técnicas sino, sobre todo, experiencia y formación de base–. Tampoco se pueden ignorar los intereses de determinados proveedores de soluciones tecnológicas de monitoreo que, con una automatización del seguimiento de fuentes de información y unas prestaciones para filtrarla y organizarla, dan por resuelta la implantación de la IE en la organización. Los poderes públicos no han ayudado a corregir esta deriva. Al contrario, en la época del dinero fácil y las subvenciones generosas financiaron todo tipo de proyectos de vigilancia tecnológica y “observatorios” que, limitados a la comentada interpretación, aumentaron aún más el volumen de información que recibían los usuarios pero no el valor añadido a partir de la misma. En definitiva, constatamos que hoy en España una buena parte de los planteamientos de IE no pasan del modo seguimiento y, por tanto, de un grado de valor documental.
Es importante una reconsideración del papel de la IE por parte de la Alta Dirección en las organizaciones españolas y latinoamericanas
Sus consecuencias han privado a la IE en muchas organizaciones de un acceso directo a los decisores. Con ello la IE ha quedado relegada a un segundo plano en función del valor aportado, pues han primado las tareas y consideraciones documentales y no las de análisis a partir de la información. Además, al limitarse a esa interpretación, esta visión de la IC pasa a competir con los distintos y –cada vez más– potentes modos de acceso individual a la información que hoy permite Internet.
En conclusión, la IC forma parte de las respuestas desarrolladas por las organizaciones para proporcionar a la dirección de las organizaciones las claves para conducir la estrategia y muchos de los temas tácticos en un mundo como el actual de elevado grado de incertidumbre y velocidad de cambio.
• Ese grado de incertidumbre y velocidad de cambio ha llevado a la obsolescencia a una parte de las prácticas tradicionales que afrontan la recogida de información y el análisis en la toma de decisiones no estructuradas.
• Importancia de identificar los factores conductores de los temas a decidir.
• El valor y reto principal está en el análisis e investigación del tema a decidir y no en el monitoreo y recogida de información, aunque ambos son necesarios.
• Es importante una reconsideración del papel de la IE por parte de la Alta Dirección en las organizaciones españolas y latinoamericanas.