Desafíos de la dirigencia empresaria argentina
El futuro de Argentina, como el de todas las naciones que quieren avanzar hacia el progreso, exige de sus clases dirigentes un constante fortalecimiento de las instituciones. A partir de la representación de intereses comunes y divergentes, debatiendo en función de la diversidad de perspectivas y con el objetivo insignia de alcanzar aquellos consensos que hacen posible la superación cualitativa de las metas propuestas, el camino de las instituciones hacia el futuro exige un compromiso constante e irrenunciable.
En la diversidad de la representación que ejercemos radica una de nuestras fortalezas más importantes a la hora de buscar consensos: la UIA cuenta con socios provenientes de industrias tradicionales como la metalmecánica, alimenticia, textil, química o plástica, pasando por industrias culturales como el cine, llegando a industrias de vanguardia como el software, la biotecnología o la electrónica. Eso nos obliga a reforzar diariamente el vínculo con nuestros socios para estar actualizados en lo que refiere a los requerimientos específicos que cada uno de nuestros socios presenta.
Los dirigentes y la importancia del diálogo social
El diálogo social continuo entre trabajadores, empresarios y gobiernos es un elemento imprescindible para orientar aquellas políticas que promuevan simultáneamente la inversión y el empleo de calidad, dos vectores indispensables para alcanzar el progreso social.
Para transitar ese camino sin claudicaciones, es necesario que el diálogo se dé en un marco que facilite los consensos intrínsecos a toda visión integradora del futuro. La puesta en marcha de la estrategia deberá hacerse alejada de dilemas irreductibles que en todas sus variantes resultaron las mayores restricciones para el desarrollo. La conformación de mesas de diálogo que involucren a los distintos actores es el primer paso indispensable para que las estrategias nacionales y regionales se acoplen a las agendas gubernamentales.
El diálogo social continuo entre trabajadores, empresarios y gobiernos es un elemento imprescindible para orientar aquellas políticas que promuevan simultáneamente la inversión y el empleo de calidad
Resulta clave que todas estas iniciativas se articulen alrededor de metas, prioridades e instrumentos concretos de intervención que aseguren la permanencia y estabilidad de las estrategias adoptadas, promoviendo la participación de los actores en el proceso de formulación y permitiendo la evaluación pública de su eficacia.
El Estado, como catalizador de los esfuerzos de cada uno de los actores sociales, debe situarse en un marco de acción eficaz e inteligente que le permita desplegar una fuerte capacidad de articulación de políticas vinculadas con la institucionalidad, la educación, la igualdad de oportunidades, la producción y el trabajo, entre otros.
La experiencia internacional es irrefutable en este sentido. Aquellos países que progresan en el tiempo cuentan con políticas públicas que avanzan sobre el diálogo social en profunda articulación de políticas productivas integrales. No en vano, los países más desarrollados del mundo se llaman a sí mismos “países industrializados”.
La producción industrial en Argentina comenzó a fines del siglo XIX y el primer antecedente de la UIA es de 1875. Durante más de 200 años de historia Argentina, la industria fue un actor clave para potenciar el crecimiento. Sin embargo, la imposibilidad de alcanzar políticas de largo plazo para superar los desafíos que enfrenta la producción fabril fue un obstáculo para alcanzar el desarrollo. En la industrialización se encuentran las coordenadas para orientar el rumbo hacia el progreso social. La inversión productiva crea más y mejores empresas, que generan más y mejor empleo. Recorrer ese camino de industrialización exige de todos los protagonistas del diálogo social una responsabilidad que debe asumirse con visión de futuro.
Desde la UIA siempre trabajamos articuladamente con los distintos actores para potenciar la producción, el empleo, e incentivar las innovaciones en sectores muy diversos como la agroindustria, la industria farmacéutica, la automotriz, el sector autopartista, la biotecnología y el textil, entre otros rubros. En la Unión Industrial Argentina contamos con especialistas en diversas áreas que articulan con las cámaras empresarias y con los Gobiernos nacionales y provinciales para analizar las diversas problemáticas y diseñar estrategias que permitan superar estos desafíos.
El tránsito hacia una equidad social sólida tiene en su génesis un empresariado fuerte y vigoroso, con capacidad de innovación
e inserción internacional
La industria fue el motor del crecimiento económico que experimentó el país durante los comienzos de este nuevo siglo. Es necesario volver a retomar esta senda de crecimiento porque la producción fabril se caracteriza por generar empleos de calidad, con elevados salarios y con perfil exportador. El tránsito hacia una equidad social sólida tiene en su génesis un empresariado fuerte y vigoroso, con capacidad de innovación e inserción internacional, capaz de generar con su actividad la dinamización del conjunto de la sociedad. La vasta experiencia internacional respalda esta afirmación y deja afuera todo tipo de duda: no existen en el mundo ejemplos de sociedades prósperas sin industrias desarrolladas.
Como dirigentes industriales, nuestro compromiso se refuerza día a día, en cada una de nuestras iniciativas, interactuando con entidades pares, con los representantes gremiales de los trabajadores, con las administraciones nacionales, provinciales y municipales, y con todos los organismos internacionales que comparten el mismo objetivo: alcanzar el progreso social a partir del desarrollo productivo, la inversión y el empleo de calidad.