La creatividad, fuente inagotable de innovación personal y de las empresa
Recuerda cuando eras niña o niño. Seguro que muchos recuerdos se agolpan en tu memoria de repente, posiblemente asociados al colegio, a los veranos interminables, a los amigos o la familia. Pero estoy segura que entre todos ellos, sean de la naturaleza que sea, hay un elemento común y vertebrador que define precisamente el carácter infantil: la imaginación y la capacidad de crear de la nada.
Nuestro cerebro, diseñado para aprender continuamente durante toda la vida (bendita neuroplasticidad), se estimula en los primeros años y nos estimula a nosotros de paso, con cada elemento nuevo que aprende y que desencadena cientos de conexiones neuronales. Qué belleza la de crecer imaginando y “creando”.
Luego todos somos conscientes de lo que va pasando… adolescencia, madurez y de un día para otro, ciertas rutinas se asientan en nuestra vida y creemos perder aquello que llamamos creatividad. Y digo creemos perder porque nunca se fue, sencillamente está adormilada esperando pacientemente a que la despierten. Porque, y aquí va la primera idea clave de este artículo, la creatividad no es patria ni bandera exclusiva de los llamadas “profesiones creativas” asociadas a arte y/o cultura y muy especialmente dentro del mundo publicitario del que soy conocedora, cercana y parte de alguna forma, ni de mis colegas de profesión los creativos y las creativas publicitarias.
La creatividad es y será una de las habilidades más demandadas entre los profesionales de cualquier
campo, desempeñen la labor que desempeñen. En los tiempos que nos ha tocado vivir donde la flexibilidad y la adaptabilidad están al alza para cualquier tipo de talento, la creatividad no se queda al margen.
La creatividad es y será una de las habilidades más demandadas entre los profesionales de cualquier campo, desempeñen la labor que desempeñen. En los tiempos que nos ha tocado vivir donde la flexibilidad y la adaptabilidad están al alza para cualquier tipo de talento, la creatividad no se queda al margen. Y es que, precisamente tiempos como los que vivimos, exigen más creatividad para solucionar problemas, para tomar decisiones, y pensar fuera de esa caja que nos limita y nos encorseta. La creatividad es, segunda idea fuerza de este texto, el acicate que nos potencia y nos lleva a ser mejores, cada uno desde su trinchera, desde su ángulo, y si no, díganme si un abogado no es creativo cuando tiene que defender a su cliente, o bien una persona del sector financiero cuando tiene que darles vueltas y vueltas al excel hasta que halla la manera de que la cuenta de resultados cuadre.
Las empresas y las personas que las conformamos no somos ajenas a esta tendencia acelerada donde cada vez se nos exige más pensamiento divergente para solucionar problemas, y de la misma forma, dentro de los equipos es clave potenciar de forma multidisciplinar esta creatividad que impacta directamente en los resultados. Un estudio reciente de Forrester analizó el retorno de la inversión (ROI) de la creatividad en comparación con el de la adopción de MartTech (Marketing Technology) y AdTech (Advertising Technology), llegando a la conclusión que puede lograr hasta un 18% más de ROI al cabo de seis años.
La creatividad transforma empresas de forma increíble. En un mundo altamente digitalizado como el nuestro, la creatividad impulsa a buscar nuevas soluciones que potencien las relaciones con nuestras audiencias, que cree nuevos significados e incluso, en muchos casos, que cree nuevos modelos de negocio.
De hecho este estudio pone el acento en que “estructuralmente, datos, tecnología, medios y creatividad deben trabajar juntos y poner la solución de problemas de forma creativa en el centro”. Esto es la clave. Busquemos compañías donde la creatividad no es patrimonio exclusivo de un área concreta (asociada a marketing comúnmente), sino donde la creatividad sea una habilidad manejada por todas y todos.
Atrás quedaron los tiempos donde la creatividad no se podía medir o donde se miraba con recelo, porque la creatividad no es el fin, es el medio acelerador de competencia y ventajas competitivas.
La creatividad transforma empresas de forma increíble. En un mundo altamente digitalizado como el nuestro, la creatividad impulsa a buscar nuevas soluciones que potencien las relaciones con nuestras audiencias, que cree nuevos significados e incluso, en muchos casos, que cree nuevos modelos de negocio. Este es el caso de la Banca, que no es ajena a los cambios, a las demandas actuales que nos exigen los usuarios en relación a sus finanzas y cómo nuestros productos han de integrarse en su vida cotidiana y no al revés. Bienvenidos a la era de las “finanzas embebidas” o líquidas, donde el foco no está en el producto bancario sino en el journey sin fricción, barreras o accesos. Aquí se dan la mano la tecnología, los datos, la creatividad (mentalidad de crecimiento de cualquier start-up) de las compañías para ofrecer servicios y/o productos bancarios sin pasar por el banco. El sueño de cualquier mortal. Acceder a un crédito a través del móvil, de forma instantánea, y no directamente saltando de app en app o de link en link, sino todo en el mismo entorno digital. En el momento en que las compañías entienden la capacidad y la velocidad de crecimiento de las economías basadas en ecosistemas, los alianzas cimentadas en modelos de“coopetition” (competición + cooperación), será normal ver a fintechs y bancos ofreciendo productos juntos, a telcos y bancos, a retailers y bancos, a aplicaciones de movilidad y bancos. Desde el Banco Sabadell para la geografía mexicana entendimos y leímos estas claves y comenzamos a tender puentes vía API’s para hacer a los usuarios la vida más fácil, más cómoda, para que en lo que menos tuvieran que pensar es en el Banco.
Las empresas tienen el deber de invertir en innovación para ser competitivas, las personas tenemos el deber de impulsar un poco cada día nuestra creatividad para no caer en la mediocridad. A fin de cuentas, ¿quién quiere la mediocridad instalada en sus equipos?