El poder y el impacto de la política europea
Directora del programa integral UE de Deusto Business School y miembro del comité de expertos de la Comisión Europea
La Unión Europea está mostrando su poder político de manera tangible en la recuperación y en la transformación económica y social. La pandemia y la guerra en Ucrania están funcionando como catalizadores y aceleradores de respuestas.
Las instituciones, como referencia continua y firme para tejer política, están mostrando su capacidad para vertebrar decisiones que están forjando la UE del siglo XXI. Hay que resaltar también el poder interinstitucional, los entresijos que permiten a las instituciones trabajar de manera sincronizada sumando y creando sinergia.
La Unión Europea está mostrando su poder político de manera tangible en la recuperación y en la transformación económica y social.
Ante la crítica, convertida en tópico, de lo lenta que es la UE en tomar decisiones, es ahora cuando podemos afirmar con orgullo de ser europeos que la UE está reaccionando, decidiendo y respondiendo con agilidad, contundencia y proyección.
Cuando llega la COVID-19, los representantes de las instituciones europeas son conscientes de que deben buscar vías para poder dar luz verde a un Plan de Recuperación europeo. Al mismo tiempo, y sin contar con la competencia en materia de sanidad, la Unión Europea fue capaz de coordinar una campaña de vacunación europea, un plan con dimensión sanitaria supranacional.
Trazar el Plan de recuperación europeo ha significado para la UE entrar en un nuevo proceso de acción política ensamblada a la económica que configura en sí misma un hito europeo. Creo que podemos afirmar que lo que está sucediendo constituye un fortalecimiento del proceso de integración europea dentro de su propia integración. Al mismo tiempo, en esta gobernanza multinivel europea observamos cómo se sincronizan las fuerzas de unión con las miradas de cada Estado miembro hacia sí mismo. Es aquí donde la soberanía europea sobrevuela los círculos concéntricos de pertenencia y pertenencias; de ciudadanía múltiple y múltiples ciudadanías. En esta línea, hay que observar que una política UE con rango multinivel debe estad acompañada de políticos capaces de mirar tanto al nivel nacional como al europeo en un modelo de gobernanza en el que se conjugan espacios, tiempo y colores políticos.
Los fondos de recuperación se han llamado Next Generation EU. Si bien es cierto que en un primer momento pudo parecer un nombre con un toque de marketing quizá demasiado explícito, el tiempo ha ido asentando el acierto de unos conceptos que contienen la solidaridad intergeneracional y la responsabilidad compartida como ejes.
Los fondos indican dos vectores, el Pacto Verde Europeo y la Digitalización, junto a los ejes de igualdad y crecimiento y cohesión social.
La sostenibilidad, enraizada a las políticas medioambientales, se extiende a la necesidad de una sostenibilidad sostenible en todos los parámetros: institucional, político, empresarial, financiero, académico y comunicativo. Solo si lo sostenible se vertebra de manera transversal podrá la sociedad avanzar ante los grandes retos y desafíos de nuestro tiempo.
Recuperación y transformación económica van de la mano en cómo identificar en el tejido empresarial las fortalezas de cada empresa y establecer un plan de negocio que aúne lo que funciona con la incorporación de instrumentos que permitan implementar los vectores enfocados a la transición ecológica, la digital o a ambas.
En el despliegue de la primera deuda conjunta europea es fundamental observar el proceso de decisión institucional con atención al trabajo interinstitucional al que me he referido al comienzo. La política de la UE se modela a través de la búsqueda del consenso y entiende mejor la fuerza del debate para encontrar soluciones basadas en la transversalidad.
Las respuestas de la Unión Europea a la guerra en Ucrania y su posicionamiento en la política multilateral están dando visibilidad a que la UE necesita una política exterior real.
La guerra en Ucrania está impulsando a la UE a tomar decisiones que quizá no se habrían tenido que poner sobre la mesa en años. Las respuestas de la Unión Europea y su posicionamiento en la política multilateral están dando visibilidad a que la UE necesita una política exterior real. En el tablero de ajedrez de la globalización, la UE está iniciando la andadura hacia su autonomía estratégica precedida por una brújula que le indique dónde está su ruta. La guerra en Ucrania está produciendo una aceleración de puesta en marcha para el logro estratégico y la UE está entrenando y jugando ya, compitiendo y luchando, en directo. El despertar de la Europa geopolítica es un hecho.
La amenaza real de Vladimir Putin a nuestro modelo de integración, a la democracia y a la economía produce una revisión y un ajuste tanto de los parámetros de la economía europea como de un seguimiento aún más exhaustivo en la evaluación de los fondos de recuperación europeos.
Un hito que hay que alzar es la aprobación del mecanismo de vinculación de la recepción de los Next Generation EU al cumplimiento del Estado de derecho. Esta acción de gran política ensambla la recepción de los fondos al respeto a los valores enunciados en la Carta de derechos fundamentales de la Unión Europea vinculada jurídicamente al Tratado de Lisboa. Este logro conlleva la profundización política de la UE y, por tanto, hace más sólida su propia razón de ser.
Recuperación y transformación están acoplando sus vertientes para conseguir una redefinición del proyecto europeo. Ante la desintegración que podría suponer la mirada de cada Estado hacia sí mismo y sus intereses, el contexto internacional hace más visible que nunca la aceptación de que la UE funciona y que su evolución debe asentarse por ejemplo en un debate elevado sobre el nacimiento de la unión fiscal europea. Todo se centra en una soberanía europea combinada con las soberanías nacionales. En esta complementariedad, destaca la referencia al modelo constitucional de la UE enraizado a la Constitución de cada uno de sus Estados. Un modelo constitucional de suma.
El poder integrador de los ciudadanos es vital en el proceso de integración de nuestro proyecto europeo
En la Conferencia sobre el futuro de Europa se han hecho presentes temas pendientes de futuro. El poder de la política europea está desplegándose en crear tendencia que permita a corto, medio y largo plazo la génesis, desarrollo e implementación de la política y de las políticas concretas que definan e impacten en todas las esferas. Siguiendo la estela de Robert Schuman, la UE sigue con el paso a paso y, en esta etapa convulsa, está dando pasos de gigante. El modelo político europeo está dando un nuevo paso a través de políticas concretas, que tocan los ciudadanos, basadas en la solidaridad de hecho.
El recorrido de ida y vuelta entre la decisión de la UE y la respuesta de cada Estado miembro está impulsando una nueva política basada en una respuesta coordinada conjunta. Los ciudadanos, a través de la democracia representativa, deben verse representados en todas estas decisiones. El poder integrador de los ciudadanos es vital en el proceso de integración de nuestro proyecto europeo.