Federar la recuperación
“La vida solo puede entenderse mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia delante”. Subrayé esta frase en un compendio de aforismos y parece escrita por Kierkegaard para el momento actual. El presente nos sumerge en una guerra, una pandemia, un planeta en emergencia climática y un autoritarismo que abreva en el malestar social y que se apoya en esa triple “p” contra las democracias que sintetiza Moisés Naím: populismo, polarización y posverdad. Sin embargo, es mirando hacia atrás cuando comprendemos ciertos aspectos. Y ciñéndonos al asunto que convoca este monográfico –la recuperación– el retrovisor nos muestra una buena noticia: todo ha cambiado desde la Gran Recesión de 2008.
Frente a los recortes, el abandonismo y el sálvese quien pueda de entonces, en esta crisis pandémica ha emergido un keynesianismo inteligente en las instituciones. Europa ha vuelto con su mejor espíritu federal. Con la deuda mutualizada, con el plan Marshall de los fondos europeos, con la compra y reparto de vacunas. También España, con la cogobernanza, ha profundizado en esa vía. El desafío tiene escala global, pero las comunidades autónomas son esenciales en una partida que se juega en dos campos principales: la creación de empleo y el fortalecimiento del bienestar.
Subrayo a continuación cinco coordenadas de esta gran transformación económica, tecnológica y ambiental, y cómo las estamos pilotando en la Comunitat Valenciana.
1. Reindustrializar. Tras décadas de deslocalización miope, Bruselas nos brinda una oportunidad histórica para la reindustrialización a través de Next Generation EU. Desde antes de la pandemia trabajamos para posicionarnos en los sectores críticos que la Comisión Europea quiere potenciar. De esa reflexión surgieron iniciativas, junto al sector privado, como la Alianza Valenciana de Baterías, para fortalecer la cadena de valor del automóvil; la Estrategia Valenciana de Hidrógeno Verde, para rebajar la dependencia energética en nuestras industrias fundamentales, como el azulejo; o el impulso a sectores intensivos en conocimiento —como el aeroespacial—, complemento esencial de nuestra industria tradicional. Los resultados ya son visibles. La decisión de Volkswagen de construir una gigafactoría de baterías en Sagunt apuntala el camino de la reindustrialización. Por un lado, refuerza los cimientos del tejido ya implantado; por otro, nos sitúa en la vanguardia de una revolución tecnológica y convierte a la Comunitat Valenciana en un polo innovador del sur de Europa respecto a la nueva movilidad sostenible.
Junto a la digitalización y la sostenibilidad, hay un tercer pilar para esta década de oportunidades que abre Europa: la resiliencia.
2. Nuevo Estado del Bienestar. Junto a la digitalización y la sostenibilidad, hay un tercer pilar para esta década de oportunidades que abre Europa: la resiliencia. La pandemia nos obligó a reaccionar a dos velocidades. Con las urgencias iniciales, fletamos aviones con suministros médicos y ampliamos las capacidades hospitalarias. Ahora, la obligación es estructural. Estamos inmersos en el despliegue de un nuevo Estado del Bienestar valenciano con la mayor inversión de nuestro autogobierno para la reforma y construcción de hospitales, centros de salud y centros sociosanitarios (con los planes Créixer + Convivint, respectivamente) y también en el factor humano: el refuerzo estructural de las plantillas más allá de las necesidades pandémicas. Esa es la “Normalidad Mejorada” que nos debe dejar la COVID-19.
3. Colaboración público-privada. El Diálogo Social es la clave de bóveda de la Vía Valenciana y revierte en una fortaleza: la estabilidad. Es la base que lleva a la creación de empleo y a la generación de riqueza que luego se redistribuye entre la sociedad. Primero, crear; luego, repartir. Por ese orden, como nos recuerda Mariana Mazzucato. Tras haber pactado la hoja de ruta de la recuperación en la Comunitat Valenciana en los acuerdos “Alcem-nos” y haber definido la Estrategia Valenciana para la Recuperación a los seis meses del inicio de la pandemia con 410 proyectos que aspiraban a fondos europeos, la Generalitat y las empresas valencianas ya hemos presentado 592 iniciativas a las manifestaciones de interés de los ministerios, que supondrían casi 13.000 millones de inversión. Y un dato relevante: el 75% de iniciativas están promovidas por la empresa. La empresa lidera. Y el Consell ha ejercido un rol de catalizador de iniciativas: aglutinando a pymes y empresas tractoras; interconectando sectores; e implicando a todo el ecosistema innovador. Quien suma, gana en esta década decisiva.
4. Más cogobernanza. La pandemia ha sido una máquina de crear federalistas. Pero siempre hay margen de mejora. Por ello, sugiero tres propuestas para una mayor gobernanza compartida en el Plan de Recuperación.
Primera: incluir PERTE autonómicos para apoyar a sectores estratégicos, aunque estén hiperconcentrados en un territorio, como es el azulejo de Castelló.
Segunda: dar más peso a las autonomías en la planificación, programación y gestión del segundo bloque del Mecanismo de Recuperación, que empieza en 2024. Por ejemplo, pasando del 50 % al 75 % del fondo a gestionar por las comunidades.
Y la tercera: potenciar la participación autonómica en el diseño de los PERTE vinculados a su territorio, para aprovechar conocimiento y proximidad.
Urge sustituir la imagen de una Administración obstruccionista por la de una Administración cooperadora. Del embudo de la burocracia que multiplica trámites a la palanca pública que multiplica oportunidades.
5. Es la eficiencia, estúpido. Esta última coordenada es esencial. Urge sustituir la imagen de una Administración obstruccionista por la de una Administración cooperadora. Del embudo de la burocracia que multiplica trámites a la palanca pública que multiplica oportunidades. De nuevo, Mazzucato. Apunto tres iniciativas legales puestas en marcha por la Generalitat. Por un lado: la simplificación administrativa para agilizar la gestión de los fondos europeos. Por otro: a raíz de la emergencia energética, la agilización del despliegue de energías renovables con un decreto ley expreso para acelerar la transición energética. Y en último término, un Plan Reactiva de lucha contra la inflación, con ayudas a empresas y familias, y con medidas de eficiencia energética. En esta década se nos juzgará por la profesionalidad en la gestión. Frente a los populismos que simplifican problemas complejos, los gobiernos hemos de resolver con eficiencia esos retos. Es, sencillamente, la gestión. Entendiendo desde el pasado y viviendo hacia delante.